Reencarnación
Estupendo
inicio de semana, bienvenido.
¿Crees en
la reencarnación? ¿Qué tiene que ver con la Kabbalah? ¿Porqué se liga a la reencarnación
con el proceso de tikún? Con éste artículo aclararemos tus dudas y te ayudará a
entender el tema mucho más a fondo.
Sígueme
en Facebook, Twitter e Instagram y no te pierdas los temas de la semana.
Te mando
buena vibra.
Reencarnación
Muy
alejada de la religión, pero completamente ligada a la Torá, la Kabbalah y la
reencarnación siempre han producido reacciones hostiles tanto de parte de los
religiosos como de los científicos. Quizá algunos religiosos le temen a la
“blasfemia” de su contenido, mientras que los científicos le temen a la
metafísica que los saca de los límites de su entorno conocido.
La
filosofía del siglo XVII de Descartes que habla de la estricta separación entre
la mente y el cuerpo llevó al estamento médico a concentrarse en el cuerpo como
una máquina. En consecuencia, se le ha dado mucha importancia a los aspectos
físicos y el campo de la psiquiatría ha sido relegado a un segundo plano en la
investigación. Desde una perspectiva kabbalística, la historia de la humanidad
es en realidad la del regreso de las almas. En efecto, ningún misterio en la
larga historia del universo es tan esclarecedor como el comportamiento
universal y repetitivo de sus habitantes.
Descubrimientos
que posteriormente dan paso a grandes avances han tenido muy poco efecto en el
pensamiento humano. ¿De verdad nuestro marco mental es diferente al de la gente
de la Edad Media? A pesar de los drásticos cambios ambientales, junto al
síndrome del progreso, ¿las necesidades psicológicas del ser humano han
cambiado a lo largo de los siglos? ¿Realmente nos mejoramos al crecer con el
progreso que continúa volviéndose más complejo con el paso del tiempo?
La
reencarnación, junto al proceso de tikún (corrección), dirige y dicta nuestros
patrones de pensamiento, sentimientos y actividades, aunque el comportamiento
humano es genéticamente controlado en un grado significativo. Ahora bien, sé
que esta posición desafía a la idea convencional de la mayoría de los
científicos sociales que afirman que la educación cultural y ambiental, y no
los principios relacionados con la encarnación, son los que forman la
naturaleza humana. Los amplios efectos de nuestro espíritu humano interno se
extienden a nuestros atributos y determinan nuestras acciones externas, que son
completamente regidas y ejecutadas por fuerzas cósmicas relacionadas con la
encarnación que predomina en ese momento.
Las
acciones del hombre son verdaderamente controladas por el cosmos, pero sólo si
fueron manifestadas en una vida anterior. En otras palabras, si un individuo
cometió crímenes contra la humanidad en una encarnación previa, su alma
reencarnada debe enfrentarse al mismo tipo de situación con la que se enfrentó
en su vida pasada. Una persona nace en un momento muy específico, durante el
cual la interrelación de los planetas y signos del Zodíaco canalizan
conjuntamente el singular ADN físico y mental que encarna y abarca la magnitud
de la última vida, al igual que todas las vidas anteriores que ahora se
manifiestan en esta persona.
A la persona se le da una oportunidad para
ejercer su libre albedrío y detener el panorama del casete de vidas pasadas o
sucumbir a su influencia. En esencia, el cosmos presenta la oportunidad y el
marco para lidiar racionalmente con nuestro casete de encarnación. Los hilos
cósmicos de actividad no son la causa de la estructura predeterminada del
casete de la vida. Esto ya fue definido por vidas pasadas.
No
obstante, podríamos preguntar: “¿Cuáles son las probabilidades de tener éxito
esta vez cuando ya hemos fallado en incontables vidas pasadas?”. La respuesta
está en la presente Era de Acuario en la que ganamos la enorme y profunda
información kabbalística con la cual la humanidad ahora tiene una oportunidad
de oro. Los marcos de referencia negativos creados por nosotros nos dan una
oportunidad para ejercer el libre albedrío y lograr la eliminación de Pan de la
Vergüenza. Obviamente, si no existieran estas fuerzas cósmicas negativas, el
hombre se conformaría simplemente con un tipo de inteligencia programada que
sólo dicta una filosofía generosa y que nos dejaría en un estado que podría ser
descrito como robótico. Sin embargo, como las fuerzas cósmicas negativas sí
existen, tenemos la obligación y el propósito de pensar con libertad y ser
individuos que eligen libremente.
Hasta
ahora, la historia ha demostrado que la humanidad no ha logrado obtener el
dominio de su destino. Con los avances científicos, nos hemos vuelto
conscientes de una actividad interna y metafísica que parece crear aún más
incertidumbre. Ahora vivimos en un tiempo de gran conmoción, un tiempo en el
que las tradiciones y las respuestas del pasado están siendo cuestionadas.
Con todo
y eso, antes de continuar, voy a dirigirme a quienes cuestionan el tema de la
reencarnación. Empecemos con el versículo en Eclesiastés 1:4: “Una generación
va y otra generación viene, pero la Tierra permanece para siempre”. El Zóhar
nos dice que lo que este versículo significa en realidad es que la generación
pasada es la misma que la reemplaza. Una pista idéntica puede encontrarse en
Los Diez Enunciados (Éxodo 20:5), la cual dice: “Castigo la iniquidad de los
padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación”. Esto no
significa, como algunas personas han dicho erróneamente, que Dios está tan
lleno de ira que no le basta con castigar solamente al pecador, sino que
castiga también a los nietos y bisnietos del pecador.
¿Quién amaría y adoraría racionalmente a una
deidad tan feroz y vengativa?
El Zóhar
revela que la verdad de este versículo es que la tercera y la cuarta generación
son, de hecho, las anteriores, un alma regresa en la forma de su propio
descendiente para poder corregir los pecados citados como “la iniquidad de los
padres”. En la Biblia hay bastantes ejemplos que apoyan esto.
El concepto de reencarnación predomina en
muchas culturas; por ejemplo, los indígenas del continente americano. En
oriente, la enseñanza de la reencarnación es generalizada y tiene mucha
influencia. Es la base de la mayoría de los sistemas filosóficos de la India,
donde cientos de millones aceptan el hecho de la reencarnación como nosotros
aceptamos la gravedad como una fuerza de la naturaleza.
Pero como
toda idea de gran antigüedad, el concepto de la reencarnación llegó a la mayor
parte del mundo en medio de un cúmulo de superstición y malentendido. La
superstición es tan desagradable para la manera de pensar occidental que se ha
desacreditado bastante el valor filosófico de la idea central de la
reencarnación. Recientemente, muchas películas han tenido como tema la idea de
la reencarnación porque todas estas fantasías esconden una verdad básica y
eterna. ¿De qué otra manera esta idea pudo haber perdurado por tantos miles de
años? ¿De qué manera habría atraído a tantos pensadores versados?
La
pregunta que aún se hace toda la humanidad es: si Dios realmente existe, ¿por
qué hay tanta miseria en el mundo? ¿Por qué los delincuentes no son castigados
y los justos pasan por tanto sufrimiento inmerecido? Muy a menudo el criminal
es liberado y el inocente es encarcelado. Si todas las almas son iguales al
nacer, ¿por qué los destinos humanos son tan desiguales? ¿Acaso debemos
regresar a la doctrina desesperanzadora de la predestinación? ¿Todo es regido
por la suerte?
En lo que
concierne a este mundo, la igualdad humana es un mito. Somos desiguales
mentalmente, espiritualmente y moralmente. Algunos tienen cuerpos fuertes y
sanos, otros son frágiles y están enfermos.
En un
niño podemos ver el evidente desarrollo de conciencia; la mente y su
crecimiento con el paso del tiempo. A una edad avanzada, la conciencia
desaparece repentinamente con la muerte del cuerpo. Cuando el instrumento es
destruido y la conciencia ya no se hace sentir físicamente, ¿esto implica la
aniquilación de la mente y el alma? ¡La respuesta es no!
El alma de una persona no depende de la
existencia del cerebro como tampoco un músico depende de la existencia de su
violín, aunque ambos instrumentos son necesarios para la expresión musical en
el mundo físico. Sólo cuando logramos entender por completo este punto de vista
podemos comenzar a abordar el estudio de la encarnación. La conciencia humana
existió desde antes de su nacimiento, y por conciencia humana me refiero al
alma. Este es el primer dato fundamental sobre la reencarnación.
Mi
intención con este artículo no es probar que la reencarnación es un hecho de la
naturaleza, si bien hay abundante evidencia que respalda dicha proposición. La
persona que sienta la necesidad de aprobación puramente científica debe darse
cuenta de que al examinar profundamente el mundo subatómico de nuestra
existencia, vemos que la aprobación puramente científica de algo se vuelve
prácticamente imposible. La mecánica cuántica y el “principio de
incertidumbre”, ahora respetado científicamente, se han encargado de eso.
En
esencia, la verificación no está en la acumulación de pruebas más estrictas de
la reencarnación, sino en la persuasión de escépticos para que acepten lo que
ya se ha explicado.
Desafortunadamente,
entre el mundo abstracto de especulación y el mundo real de experimentación
siembre ha habido y habrá una continua tensión, a veces hasta conflicto, y
debido a este problema las personas comunes han sido excluidas y sólo se
pudieron poner al corriente de las realidades de la Kabbalah muchos siglos, si
no milenios, después.
No
obstante, en la Era de Acuario, con la doctrina y principios de la Kabbalah
explicados de manera sencilla, la idea de la reencarnación se está difundiendo
fenomenalmente. Tal y como es interpretado por el Zóhar y el Arí, Rav Yitsjak
Luria, la reencarnación le permite a la humanidad entender la solución de los
asuntos complejos de la vida. El Arí afirmó en Puerta de las reencarnaciones
que si una persona no reconoce la existencia de encarnaciones pasadas, la
capacidad para lograr tikún o alcanzar un estado de corrección se vuelve
imposible.
Por
muchos años, no pude relacionar el logro de tikún con el conocimiento de
encarnaciones pasadas. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se ha vuelto
extremadamente claro que en una vida podemos reconocer nuestros errores sólo
después de que es demasiado tarde para realizar cambios. Estamos muy viejos o
muy débiles en la última etapa de nuestra vida como para modificar nuestro
estado de conciencia o para estar conscientes de las actividades negativas que
formaron parte de nuestra vida individual en las encarnaciones pasadas.
Pero, si pudiéramos obtener una conciencia de
las acciones negativas que realizamos en vidas pasadas, el conocimiento de
nuestra experiencia llegaría más temprano en nuestra vida para permitirnos
tener la energía y la valentía para cambiar. A lo largo de muchas vidas, la
humanidad puede encarnar en cualquiera de los tres Reinos inferiores, a saber:
Animal, Vegetal e incluso Inanimado. El Reino en el que reencarnaremos depende
de la naturaleza de nuestras acciones negativas.
Piensa
por ejemplo en el personaje bíblico Bilaam, quien estaba empeñado en maldecir a
los israelitas durante sus años en el desierto. Él reencarnó en el Reino
Inanimado para aprender los efectos de no prestarle atención a las palabras que
uno emite. Confinado a una piedra, el alma de Bilaam pasó por el dolor del
silencio. Otras personas podrían reencarnar como una hoja de un árbol para ser
golpeadas sin cesar por el viento.
Si bien
para la mentalidad y cultura occidental la tradición de la reencarnación
probablemente suene muy extraña, debido a que la característica esencial de
esta cultura está basada principalmente en una concepción mecánica del papel
del hombre en el universo, ignorar la realidad de la reencarnación es dejar de
lado una verdadera experiencia de aprendizaje. Cuando seguimos el camino de la
evaluación de nuestros comportamientos y por qué pensamos como lo hacemos,
seguramente nos acercamos a la razón de nuestro presente estado y el propósito
de nuestra existencia.
Asumir que vinimos a este mundo sin ningún
propósito es rechazar la idea de que el vasto universo tiene rumbo y
significado. El Arí, Rav Yitsjak Luria, puede tener mucha razón al decir que
ignorar el hecho de la reencarnación es permitirle a la humanidad existir sin
rumbo y, en consecuencia, vagar en el caos.
Ignorar
la realidad de que nuestra existencia ha estado llena de absoluto caos desde el
inicio de los tiempos nos aleja de la necesidad de conseguir soluciones. Sólo un
tonto rechaza cualquier posibilidad, especialmente cuando el mundo no se ha
convertido en un mejor lugar para vivir. Rechazar las reglas y principios o la
esencia de reencarnación llevará a la humanidad a un ambiente inaceptable en el
que las personas continúan devorándose unas a otras, ya sea pacífica o
violentamente.
Recuerdo la conocida historia del Baal Shem Tov sobre el tema de la
reencarnación. Un día un estudiante se le acercó y le pidió que le diera
ejemplos que demostraran la existencia de la reencarnación. Así pues, le dijo
al estudiante que fuera a un parque específico, se sentara y observara. Al
sentarse en una de las bancas del parque, notó que un hombre se aproximó a una
banca contigua con un pequeño maletín en su mano. Después de un rato, el hombre
se levantó y se fue, pero dejó el maletín. Unos instantes después, otra persona
se sentó en la misma banca y notó el maletín. Lo abrió y encontró una gran
cantidad de dinero. Rápidamente cerró el maletín y corrió como un ladrón. Al
rato, un tercer hombre, quien aparentemente estaba muy cansado, se sentó en la
misma banca. Unos minutos después, el primer hombre regresó a la misma banca
buscando su maletín. Asumiendo que sólo había pasado un instante desde que se
había ido, confrontó a quien estaba en ese momento en la banca, le pidió que le
regresara su bolso lleno de dinero.
El hombre desconcertado respondió con una expresión vacía y exclamó:
“¿De qué está hablando? Acabo de sentarme”. Con esa respuesta, el hombre del
maletín pensó que el otro se estaba negando a regresarle su dinero y, por lo
tanto, le dio una golpiza al supuesto ladrón.
El estudiante del Baal Shem Tov estaba completamente confundido, de
inmediato se dirigió a la casa de su maestro. Después de reunirse con él, el
estudiante exclamó que lo que había visto lo llevó a pensar que en el mundo
sólo hay caos. En efecto, el concepto de reencarnación que suele crear una
apariencia de orden en el universo sólo es ilusorio. El estudiante luego contó
lo que vio. Un hombre está afligido por la pérdida de su maletín, otra persona
se beneficia de su infortunio y, finalmente, la imagen del caos total: un
inocente es golpeado sin razón.
El Baal Shem Tov respondió que el estudiante no había entendido toda la
implicación de la escena que en realidad es el reflejo de un incidente entre
ambos individuos en una vida pasada. El primer poseedor del maletín le había
robado dinero al segundo individuo y ahora, en esta vida, el segundo recuperó
lo que el primero le había robado en una vida pasada. El tercero, explicó el
Baal Shem Tov, había sido el juez que no reconoció ni analizó los hechos del
caso que debía revisar. Si hubiese sido un juez de mente y corazón puros,
ningún falso juicio habría surgido bajo su jurisdicción. El Baal Shem Tov
continuó explicando que las leyes y principios naturales de este universo rigen
con exacta precisión. El plano caótico que parece prevalecer lleva a la gente a
creer que no hay ninguna ley ni orden en el universo y que la justicia no
existe. El criminal no es castigado y el inocente suele sufrir indebidamente.
Sin embargo, si logramos comprender las doctrinas de la reencarnación, nos
damos cuenta de por qué nacen bebés con defectos y entendemos muchos de los
sucesos aparentemente injustos.
Precisamente
por esta razón el Arí declaró que si una persona no comprende los efectos de
sus vidas pasadas ni la necesidad de hacer correcciones, inevitablemente esa
persona debe sufrir los efectos hasta que se realice un tikún completo. El Arí
deja claro que antes de que una persona pueda conocer y cumplir las leyes del
tikún, debe saber la raíz y lugar de su alma. No obstante, para saberlo primero
debe conocerse la estructura dentro de la cual están la raíz y el lugar.
Adán,
cuyo nombre significa “hombre”, fue el almacén de todas las almas que
existirían en la Tierra. Por lo tanto, su propia alma era divisible
infinitamente. Cuando pecó en el Jardín de Edén, el almacén de la vasija se
rompió y estos fragmentos son lo que los kabbalistas llaman “chispas”, cada una
es tan única como la doble hélice del ADN que determina cada característica del
individuo que la recibe. Las inteligencias que en algún momento formaron parte
del cerebro de Adán encarnaron como personas inteligentes cuyo trabajo está
relacionado con la actividad mental. Las fuerzas inteligentes que formaron
parte de los dedos de Adán tomaron forma humana y son las personas cuya
actividades están relacionadas con el trabajo manual, por ejemplo, artesanos y
artistas. Así pues, cada fuerza de energía inteligente del perfil de Adán transmigró
con su fórmula de ADN particular y estas representan las diferentes personas
que habitan la Tierra.
Una de las muchas preguntas que se hacen las
personas que entienden por completo el concepto de la reencarnación es la razón
por la que algunos padres son bendecidos con hijos que tienen sabiduría y
valores de santos y otros padres tienen hijos ignorantes y amorales. Cierto,
estos niños tienen algo o mucho por corregir. Sin embargo, ¿qué determina el
tipo de hijo que tendrá una persona?
Para
responder esa pregunta en el caso de cada uno de los nacimientos que han
ocurrido y que ocurrirán, busca una condición específica en un momento
particular: los pensamientos de los padres durante las relaciones sexuales. Si
los pensamientos de un hombre y una mujer están llenos de lujuria y son
motivados sólo por el deseo de autocomplacencia, su hijo reflejará egoísmos y
lujuria, mientras que el niño concebido en un momento de profundo amor y
entendimiento mutuo reflejará características positivas. Debido a que cada alma
al regresar de la muerte debe encontrar un lugar en el que las condiciones sean
similares a las que acaba de dejar, los padres prácticamente eligen su
descendencia como si seleccionaran de un catálogo cósmico.
Entonces,
la concepción, en una escala que va desde la rabia de una violación al hacer el
amor de una forma elevada y justa, influye en si los niños nacerán furiosos o
justos. Por supuesto, hay excepciones a la regla. Algunas almas que ya
terminaron su tikún regresan a este plano con una misión para la humanidad que
no tiene nada que ver con karma. Rav Shimón bar Yojái, una chispa reencarnada
de Moshé, no tenía razón relacionada con el tikún para estar en esta Tierra
hace 2000 años. Pero sólo él podía revelar la sabiduría del Zóhar. Del mismo
modo, Rav Yitsjak Luria apareció sólo para interpretar el Zóhar y diseminar su
sabiduría, él era una chispa reencarnada de Rav Shimón bar Yojái.
Para el
hombre y la mujer común ser padre es abrir un canal para un alma que mejorará
sus vidas o las hará miserables. Es un panorama aterrador y quienes no saben
nada sobre Kabbalah o rechazan el tema de la reencarnación, juegan con su vida
en el arte de la procreación. Felices son aquellos que están con su alma gemela
en dicha situación, ya que las almas gemelas están en unidad y son tan felices
en la compañía de la otra persona que sólo los pensamientos más benignos pueden
entrar en el acto de hacer el amor.
En el
Infinito, todas las almas eran una. Pero el Zóhar nos dice que el Creador
separó cada una de su circuito positivo-negativo, así creó al hombre y a la
mujer. Las almas gemelas son las mitades de una misma alma que se encuentran de
nuevo usualmente después de vagar por muchas vidas en búsqueda de la otra y
completando su tikún.
Como
regla general, las almas gemelas pueden encontrarse y casarse sólo después de
pagar la deuda kármica. Por lo tanto, pocas personas en el mundo se encuentran
con su alma gemela en un momento determinado. Aun así, hombres y mujeres se
encuentran y se casan, a veces hasta se divorcian y se casan de nuevo. No
obstante, ninguna de estas uniones es inútil según los kabbalistas. Todas
tienen el fin de enseñar alguna lección o virtud que se debe obtener.
Hay un sabio adagio que dice: “El matrimonio
es como una ciudad sitiada: los que están adentro quieren salir, los que están
afuera quieren entrar”. Con la epidemia de divorcios de quienes se casan, ¿para
qué casarse? Debido a que el matrimonio tiene un papel tan importante en
cualquier sociedad, es importante entender dicho papel. Las leyes cósmicas de
la reencarnación no pueden ser cambiadas y la carencia de conocimiento de esas
leyes produce muchos de los problemas actuales.
No
podemos ocultar la inestabilidad y la falta de devoción que estropean la
mayoría de los matrimonios modernos. Un verdadero matrimonio de almas gemelas
es aquel en el que el amor incondicional es la base de su unión. No puede
obtenerse un alto nivel de amor incondicional sin un entendimiento profundo
sobre la reencarnación. El Zóhar afirma que ninguna relación humana importante
es cuestión de suerte. El Rey David y Batsheva fueron el resultado directo de
un proceso de tikún que se estableció al momento de la creación del mundo. Un
matrimonio en el que los participantes simplemente no puedan soportar estar sin
el otro todo el tiempo es un ejemplo de almas gemelas en su máxima expresión.
La armonía de todo el universo es mantenida por este equilibrio. El estudio de
la rencarnación es el factor más importante para la estabilidad del mundo.
Vía
Kabbalah.com
Comentarios
Publicar un comentario