Tips y conceptos básicos del Paleo
Excelente inicio de semana a todos
chic@s, un lunes más en el que compartimos este espacio donde ya saben que
encontrarán solo lo mejor para ustedes.
Hoy les traigo unos consejos
buenísimos y algunos de los conceptos básicos para los que van iniciando el
régimen alimenticio del Paleo, para mis amigos que ya entienden de estos
términos no está demás que le den una revisada para ver si no se les escapa
nada.
Recuerden que todo régimen alimenticio
necesita llevarse al pie de la letra para tener los resultados deseados.
En mi Facebook, Twitter e Instagram
encontraras más recomendaciones y material adicional.
Besos.
Conceptos
básicos y tips para un principiante en el Paleo
Esa es la premisa básica de esta
filosofía, el cuerpo humano en su ADN está programado para vivir como un
cazador-recolector, por lo que los alimentos, el ejercicio y demás componentes
de este estilo de vida son los que permiten a los humanos tener una salud
óptima y una perfecta expresión de sus genes.
Lo mejor de todo es que adaptarse a
esta premisa en el mundo moderno es realmente fácil (aunque cumplir al 100% no
es para nada fácil), pero descubrirás que sólo con hacer unos simples cambios
en tu dieta, ejercicio y estilo de vida, obtendrás increíbles beneficios como
más energía, mejor salud, más fuerza y músculos, menos grasa y mayor felicidad
en general.
De
acuerdo, ¿Qué es lo que tengo que hacer?
1.
Basar tu dieta en animales y plantas
Es básicamente lo que comían nuestros
ancestros para obtener todos los nutrientes necesarios (proteínas, grasas,
carbohidratos, vitaminas, minerales, antioxidantes, etc.). La lista es
interminable, dependiendo de en qué zona del planeta estuvieran podían tener
hasta 200 o 300 alimentos para elegir. El resultado era una dieta con una
distribución de nutrientes muy diferente a la que se considera óptima
actualmente. Era una dieta rica en proteínas y grasas, y era una dieta baja en
carbohidratos. Esta dieta les
proporcionó al ser humano la capacidad de construir músculos fuertes, cerebros
grandes, caminar largas distancias y tener un sistema inmunitario fuerte.
Además comían esporádicamente. Cuando la comida era abundante, comían en exceso
y almacenaban la energía como grasa. Cuando había épocas de escasez,
sobrevivían con esta grasa almacenada. Esta forma de comer esporádica mantenía
sus cuerpos preparados.
2.
Muévete frecuentemente a ritmo lento
Se sabe que nuestros ancestros pasaban
una media de varias horas cada día moviéndose a un ritmo que hoy describiríamos
como “ritmo aeróbico bajo”. Cazaban, recolectaban, exploraban, migraban y
escalaban. Esta actividad baja activaba sus genes para que construyeran un
sistema circulatorio fuerte para dar energía a cada célula muscular y para
convertir rápidamente la grasa en energía. Además no tenían carreteras, aceras
ni zapatillas deportivas. Caminar por terrenos irregulares y probablemente
descalzos hacia que cada paso cayera en un ángulo diferente por lo que cada
músculo era trabajado para mantener el equilibrio. Ten en cuenta que nuestros
ancestros no salían a correr al 80% de su capacidad máxima por largos periodos
de tiempo como se suele hacer hoy en día.
3.
Levanta cosas pesadas.
Las mujeres cargaban a sus bebés la
mayoría del tiempo, así como pilas de leña, o cualquier cosa que hubieran
recolectado. Los hombres cargaban lanzas pesadas y otras herramientas, además
tenían que cargar los cuerpos de los animales que cazaban y movían grandes
troncos y otros materiales para construir refugios. Además levantaban su propio
peso para escalar árboles o cualquier otro terreno cuando necesitaran escapar
de algún peligro o explorar el territorio. Las señales biomecánicas creadas por
esos esfuerzos cortos e intensos generaban algunos pequeños cambios hormonales
que incrementaban el tamaño y la fuerza de los músculos.
4.
Corre muy rápido ocasionalmente
En un mundo en el que el peligro
acechaba en cada esquina, la capacidad para correr era un buen indicador de si
sobrevivirías lo suficiente como para tener descendencia y perpetuar tu ADN.
Evitar una bestia salvaje para salvar tu vida o tal vez embestir con velocidad
para cazar algo para la cena eran esfuerzos ocasionales que nuestros ancestros
tenían que realizar para sobrevivir.
Esto producía unos efectos hormonales
y musculares que hacían que la próxima vez que fuera necesario, nuestro
hombre paleolítico pudiera correr un poco más rápido. Recomiendo por lo tanto
realizar una o dos sesiones de sprint a la semana, y obviamente no es necesario
más que unos minutos (por ejemplo 3 sprints de 20 segundos).
5.
Duerme mucho
Nuestros ancestros dormían muchas
horas. Incluso después del descubrimiento del fuego, no se quedaban despiertos
hasta tarde. Desde que se ponía el sol hasta que volvía a salir era más seguro
estar agrupados y descansar. Largos días de caza y recolección y trabajar duro
por cada alimento que conseguían demandaba un largo tiempo de descanso para
reparar y recuperarse. Estudios de sociedades modernas de
cazadores-recolectores indican que no era necesariamente 9 o 10 horas de sueño
ininterrumpido, es probable que durmieran juntos en familia o tribus pequeñas,
manteniéndose en vigilia ante depredadores, para cuidar a los niños o
simplemente durmiendo en varias sesiones durante la noche. La hormona del
crecimiento y la melatonina eran las hormonas afectadas. Por supuesto también
de vez en cuando disfrutaban de una siesta ocasional, sin preocuparse de qué
otras cosas deberían estar haciendo.
6.
Juega
Igual que en los tiempos modernos,
estar siempre trabajando sin tiempo de ocio no era algo que le gustara al
hombre paleolítico. Los cazadores recolectores por norma general han tenido
siempre menos horas de trabajo y más de ocio que la media actual de 40 horas a
la semana. Una vez que la captura del día estaba asegurada o las raíces, frutos
secos y bayas estaban recolectados, nuestros ancestros dedicaban horas a varias formas de
interacción social que hoy en día llamaríamos “juegos”. Los hombres jóvenes se
perseguían y luchaban, previendo su posición en la escala social de la tribu.
Los hombres seguramente practicaban su técnica con la lanza o lanzando piedras
y perseguían pequeños animales por diversión. Las mujeres jóvenes es probable
que pasaran tiempo cuidándose unas a otras. El efecto conseguido era crear
vínculos sociales y promover la segregación
de endorfinas.
7.
Coge sol todos los días
Los hombres de las cavernas no eran
realmente hombres (o mujeres) que vivieran en cavernas todo el tiempo. La mayor
parte del día se encontraban al aire libre haciendo sus labores esenciales para
la vida. La exposición a la luz solar les daba mucha vitamina D, la cual es muy
importante y no muy fácil de obtener de la comida.
8.
Evita situaciones traumáticas
Nuestros ancestros requerían un agudo
sentido de supervivencia, combinado con un afinado sentido de la observación.
Siempre escaneando el terreno, oliendo, escuchando el ambiente, alerta ante el
peligro y consciente de la acción necesaria para evitarlo, ya fuera correr para
huir de un animal salvaje, esquivar un desprendimiento, evitar una serpiente
venenosa, o simplemente no dar un mal paso. Un tobillo doblado o un codo roto
podrían significar la muerte en aquellos tiempos. De hecho, es probable que
fueran estas situaciones fortuitas (o un pequeño fallo de juicio) las
responsables de la mayor parte de las muertes en aquella época ya que los
cazadores recolectores que todavía existen en la actualidad mantienen buena
salud y fuerza hasta pasados los 80 años de vida.
9.
Evita las cosas venenosas
La habilidad humana para explorar casi
todos los rincones del planeta fue en parte gracias a nuestra habilidad para consumir muchísimos tipos
diferentes de plantas y animales. Pero entrar en un nuevo ecosistema y probar
nuevas comidas significaba un riesgo de que las mismas tuvieran potentes
toxinas. Por suerte, nuestro hígado y riñones evolucionaron de forma que podían
soportar la mayoría de vegetales nuevos pero un poco venenosos. Por lo menos lo
suficiente como para mantenernos con vida. Nuestros sensibles sentidos del
gusto y olfato también nos ayudaban a diferenciar lo bueno de lo malo. La razón
por la que hoy en día nos gustan tanto las cosas dulces es probablemente una
respuesta evolutiva a la casi universalidad en el mundo de las plantas de que
lo que sabe dulce no es venenoso.
10. Usa tu cerebro
Obviamente, una de las cosas más
importantes que nos separa del resto de animales es nuestra capacidad
intelectual. El rápido aumento de nuestra capacidad cerebral en sólo unos
millares de generaciones es el resultado combinado de una dieta alta en grasa y
proteínas (ver regla número 1) y nuestra
dependencia de los pensamientos complejos. Los cazadores recolectores
alrededor del mundo han desarrollado lenguajes, herramientas y métodos de caza
superiores de forma independiente. El hecho de que no hayan entrado en la era
industrial no significa que no posean la misma habilidad para procesar la
información de forma rápida y efectiva (intenta vivir en una jungla en la que
tienes que catalogar miles de especies de vegetales y animales, sabiendo cuales
te pueden envenenar y cuales te pueden alimentar).
Eso
es todo
Con esto termina la lista completa
(aunque generalizada) de los comportamientos que dieron forma a nuestro ADN
(aunque dejando de lado la parte sexual, que por supuesto es un comportamiento
perfectamente adecuado y recomendable, ya lo veremos en algún futuro artículo).
Si tienes alguna duda de si deberíamos
emular o no los comportamientos de nuestros ancestros (aunque adaptados al
mundo moderno) por lo menos date cuenta de que estamos intentando conseguir
unos resultados que todos queremos. A todos nos gusta estar: saludables,
energéticos, felices, delgados, fuertes y productivos.
Fuente EstiloPaleo
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